Adonis y Afrodita
óleo sobre lienzo 116 x 89 cm

Afrodita es la diosa del amor, no del amor entendido como sentimental y romántico sino más bien al referido a la atracción física, lo sexual y lujurioso. Tuvo un papel crucial en el nacimiento de Adonis.
Adonis fue el fruto de una relación incestuosa entre Mirra y su padre, rey de Chipre. Este se atrevió a comparar la belleza de su hija con la mismísima Afrodita. Tal ofensa enfurece a la diosa y obedeciendo a su naturaleza vanidosa y egocéntrica, castiga al osado rey a través de su hija inculcando en esta última una atracción sexual irrefrenable hacia su padre. De esta relación nacerá Adonis. El hermoso bebé crece transformándose en un joven de increíble belleza por el que Afrodita pierde totalmente la cabeza y se convierten en amantes.
Pero esta historia no tiene un final feliz y Adonis tiene una muerte repentina en un accidente de caza.
Las historias de amor que se ven truncadas, acaban convirtiéndose en amores eternos y platónicos. Por ello, la flor de esta escena es la rosa. No se trata de rosas rojas que aludirían a la pasión, son todas rosas blancas y rosadas que proyectan un mensaje de amor platónico, puro y feliz. Ahora que Adonis ya ha muerto, la historia adquiere un tinte de eternidad totalmente exenta de oscuros deseos.
La escena tiene un cariz muy circense y juguetón. Ello contribuye al intento de explicar las sensaciones que se manifiestan al rememorar momentos compartidos. La naturaleza humana es muy proclive a idealizar y a novelar las experiencias vividas. Afrodita es una diosa, no es humana ni mortal pero, ¿qué serían los dioses si no nos viéramos reflejados en ellos?

VOLVER